martes, 18 de septiembre de 2018

De los extremos

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Estamos en un contexto en que las cosas son, o todo que sí o todo que no. Vivimos en una era de extremismos en donde se ha perdido el valor de la ecuanimidad.
No se puede decir, TODAS las vacunas son malas para tu salud, tampoco que TODAS las vacunas son buenas. Podemos decir, algunas vacunas crean más problemas que los que solucionan.


No podemos decir, todas las drogas son malas, hay drogas legales que son muy malas y hay drogas ilegales que son muy buenas, también hay drogas legales buenas e ilegales malas.
No podemos decir que la marihuana es mala, o buena. Habrá tipos de marihuana buena o mala, en función del uso que se le quiera dar.
No se puede decir que la medicina natural es una basura, ni que la medicina alopática solo trata el síntoma y no sirve para nada. Dependerá del uso, del contexto y del producto, digo yo.
Tampoco podemos decir que los empresarios solo velan por su interés, habrá algunos que sí y otros que no.
No podemos decir que todos los políticos son unos ladrones, ni que todos los catalanes son nacionalistas ni que todos los hombres son machistas.
No podemos decir que todos los españoles son “bestias carroñeras, víboras, hienas, con una tara en el ADN (Torra)”, ni que todos los independentistas catalanes son nazis.

¿Dónde hemos dejado los valores de toda la vida?,  la mesura, el buen juicio, la ecuanimidad, evitar los extremismos, descubrir los matices, evitar las etiquetas.
Muchas veces, los movimientos extremistas más que asumir ciertos valores de su polaridad, trabajan alejándose de los valores de la otra parte, así si yo tengo los valores de A, rechazo los valores de B, todos ellos. Esto lo que me dice es que estoy más enganchado con B que con A.

Esto ocurre en España desde la primera votación democrática. A partir de entonces, muchas personas votan en contra de un extremo, sin darse cuenta que es ese extremo el que les tiene secuestrados. Así mucha gente vota a la izquierda por ir en contra de la derecha, o votan a la derecha por ir en contra de la izquierda, nacionalistas que fomentan el voto negativo contra “España”…, todo ello parecen síntomas de una sociedad neurótica, inculta y decadente con muchos políticos manejando este circo mediático a la caza de votos, que es dinero para su gente, sus amigos y familiares.

No olvidemos que los extremismos han llevado tradicionalmente a las sociedades a gobiernos fascistas ó comunistas, y que la experiencia no ha sido buena.
Así, una sugerencia, cuando escuches una frase lapidaria criticando algo o alguien, la contestación inmediata es: "o no": Por ejemplo: "ya sabemos que la religión le come el coco a la gente"; contestación: "o no".

Salu2.



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