De mi estancia en México solo conservo buenos recuerdos. Desde este blog quiero agradecerlo con un texto que me resulta muy cercano y actual:
“¡Dios! ¡Todavía soy yo!”, pudo decir apretadamente.
“¡Dios! ¡Todavía soy yo!”, pudo decir apretadamente.
¡Todavía sufro!¡Todavía veo el lucero!
¡No me has abandonado!
¡Todavía soy dolor y luz!